Está claro
que la economía mundial y el comercio mundial decaerán este año, en un
escenario de crisis peor que la crisis financiera global del 2008 y 2009. Lo
dicen ya analistas y organismos internacionales como la OECD y el FMI[1].
La economía peruana creció desde la segunda mitad de la década del 2000 en
parte impulsada por el sector externo: por mayores exportaciones de bienes,
inversión extranjera directa, turismo, y remesas de peruanos en el extranjero. En
el año 2019 por ejemplo ingresaron por esos conceptos casi 65 mil millones de dólares
al país, monto que represento alrededor del 30% del tamaño de la economía peruana.
Por exportaciones ingresaron 47.7 mil millones de dólares, por inversión extranjera
8.9 mil millones, por turismo 4.8 mil millones, y por remesas de peruanos en el
exterior 3.3 mil millones de dólares. El PBI del Perú ese año fue de 228 mil
millones de dólares. Este año ingresaría al Perú solo una parte de ese monto de
65 millones de dólares.
Este año
2020 no se puede esperar entonces que los factores externos contribuyan al
crecimiento económico del Perú pues es imposible que se repita el monto
ingresado al Perú el año pasado (como se dijo, de los 65 mil millones de dólares
ingresaría una fracción). Así que solo queda reforzar la demanda interna, en la
medida de lo posible. Pero con un mes de inactividad de gran parte del aparato
productivo nacional por la cuarentena (y suponiendo que las cosas se normalicen
al cabo de ese periodo, supuesto bastante optimista), la producción caerá y los
ingresos (y el consumo) de la población caerán. Si no se actúa rápido muchas empresas
quebrarían, el desempleo aumentaría y con ello el descontento de la población.
Se necesita
que el gobierno actué directamente apoyando los ingresos de la población y
evitando que las empresas quiebren por no producir y afrontar pagos que no
pueden hacer. Frente a esto ¿qué están haciendo los otros países que también
enfrentan similares problemas? Desde EEUU, pasando por Canadá, España, Japón[2],
Malasia o Bolivia, los gobiernos están implementando enormes paquetes de estímulo
económicos por montos iguales o superiores al 10% del tamaño de sus economías.
En el Perú no solo el monto del estímulo económico es insuficiente, sumando
todo lo anunciado quizás llegue al 2% del PBI; sino lo más importante es que no
pone el dinero en manos de todos los que están perdiendo ingresos.
No solo las
familias más pobres del Perú están perdiendo ingresos, y a este segmento el
gobierno está llegando con su bono de 380 soles, más otro monto similar (y más
la ampliación en el número de familias que recibirán ese subsidio se estima que
3.5 millones de familias en total lo recibirían). No solo esas familias pierden
ingresos, prácticamente todos estamos perdiendo ingresos. Y las empresas
también.
Pongamos el
ejemplo de los que trabajan en una peluquería del barrio, o de la zona
residencial, donde 2 a 6 o más personas no tendrán ingresos por un mes. A estas
personas es probable no llegue ese bono del gobierno. Y pequeñas empresas como
esta peluquería no tendrán como pagar la renta del local, ni la luz, ni el agua,
ni el teléfono. ¿Qué ha hecho el gobierno? Lo único es darle un respiro diciéndoles
que no pagaran impuesto este mes o el próximo. Nada más.
El gobierno
aparte de dar un bono a las familias más pobres permitirá retirar hasta 2,400
soles del CTS. Esto alcanzara solo a una parte pequeña de la población que
trabaja en empleo formal y tiene CTS, pero esto ocasionara que esas personas
vean disminuido el ahorro que tienen ahí, ahorro que les permitiría suplementar
la magra pensión que muchos recibirán al momento de jubilarse. Exonerar por un
mes del pago del aporte a las AFPs del sueldo de las personas tendrá también un
efecto limitado pues la mayor parte de los peruanos no aportan a las AFPs, y
también afectara a su fondo de pensiones.
El gobierno también
ha dispuesto otorgar un subsidio a las planillas de las empresas del 35% para trabajadores
que ganen hasta 1,500 soles de sueldo. Pero eso será para las empresas formales,
y sujeto a una serie de condiciones. Es probable que muchas empresas no cumplan
esas condiciones, menos la inmensa mayoría de pequeñas y microempresas que son
informales.
¿Qué hacen
gobiernos como EEUU u otros mencionados? En los países que tienen seguro de
desempleo como EEUU o Canadá por ejemplo, el gobierno les aumentara
transitoriamente el monto que reciben de este seguro[3],[4],
y en otros países habrá transferencias directas a trabajadores que perciban un
salario no tan alto, y a los jubilados, como en Malasia[5],
o darán dinero a todas las personas en edad de trabajar, como en Japón (que
hizo algo similar en 1999 y el 2009) y lo hará otra vez. A las empresas se les
otorga beneficios como préstamos a bajas tasas de interés.
El resumen,
lo que el gobierno debe hacer es entregar a toda persona en edad de trabajar un
monto digamos de 700 soles, para que lo puedan gastar en lo que deseen
(exceptuando quizás a las personas que ganen más allá de un monto, digamos 7,000
soles al mes). Ese dinero ingresaría a la economía en forma de consumo, reactivando
así el aparato productivo. La ventaja de este sistema es que es rápido y no requiere
de gastos burocráticos como el de administrar las canastas de víveres que el gobierno
va a dar a los municipios del país (evitando también así la corrupción que su
manejo puede implicar).
Si el
gobierno peruano no actúa mas proactivamente la economía peruana decrecería
mucho más de lo que un entorno internacional negativo pronosticaría. Y en el
Perú, el gobierno, a diferencia de muchos otros países, tiene la posibilidad de
hacerlo. Tenemos una baja tasa de inflación, bajo déficit fiscal, reservas
internacionales amplias, y una deuda publica menor. Hay un Fondo de Estabilización
Fiscal para justamente casos de emergencia como esta. Y aunque no la tuviéramos,
estamos en un momento de emergencia, el mundo está en emergencia.
De no actuarse
más proactivamente la economía peruana decrecerá más de lo que ya un ambiente
externo negativo lo predice, sino también se creara un descontento social, dando
argumentos a sectores radicales, justo cuando el próximo año son las elecciones
presidenciales. Antauro Humala por ejemplo estaría más que feliz que ese escenario
de profunda recesión económica y descontento social se materialice.