El martes 30 de octubre el Banco de Japón
(el Banco Central japonés) incremento sus fondos para compra de activos (bonos
del gobierno, de empresas, papel comercial, etc.) por 11 billones de yenes,
unos 138 mil millones de dólares, hasta llegar a un fondo total de 91 billones
de yenes, unos 1.141 billones de dólares, a la vez que estableció un fondo
especial para aumentar prestamos a los bancos (y familias).
Los fondos para préstamos a los bancos
será con una tasa de interés de entre 0% a 0.1%, en una continuación de su
política de tasa de interés cero que tiene en vigencia desde hace varios años.
Este fondo anuncio será ilimitado, y se calcula que en un primer momento pondrá
15 billones de yenes a disposición.
Este incremento en los fondos del Banco
de Japón se realiza por segundo mes consecutivo, cuando en setiembre había
anunciado que incrementaba el fondo por 10 billones de yenes, de 70 a 80
billones de yenes. Este aumento consecutivo es algo inusual, que solo se vio
hace 9 años, cuando lo hizo en abril y mayo del 2003.
Japón experimento una caída en su producción
industrial en setiembre de 4.1% comparado con agosto y de 8.1% comparado con un
año anterior, y tuvo su peor déficit comercial en el semestre que termino en
setiembre, de 41 mil millones de dólares, desde el shock del petróleo de hace más
de 30 años. La decisión del Banco de Japón se toma en estas circunstancias críticas
de su economía, para evitar que caiga en recesión. Además, el peligro de una
continua deflación sigue latente, algo que lo afecta desde hace dos décadas.
Después que a comienzos de la década de
1990 la economía japonesa entro en problemas, con el rompimiento de la burbuja
económica (burbuja que ocurrió entre 1985 y 1989 cuando los precios de las
acciones y el valor del terreno subieron entre dos a tres veces), el
crecimiento de su economía ha sido bajo. Japón solo creció en esas dos décadas
un promedio de 1.5% al año. Encima de esto, o en verdad una causa de eso es el
continuo alto valor de su moneda, el yen, que empezó a revaluarse en 1985. Justo la burbuja se origina cuando
el gobierno japonés relaja su política monetaria, bajando la tasa de interés y
aumentando su oferta de dinero para hacer frente al alza del yen que amenazaba
con dañar la competitividad de sus exportaciones. El yen empezó a subir desde
setiembre de 1985, desde un promedio de 250 yenes por dólar, y llega a 120
yenes por dólar en 1989 y alcanza un promedio de 90 yenes en 1995. Actualmente está
en 79 yenes por dólar.
En una muestra de lo serio de la
situación, el Banco de Japón emitió un comunicado en conjunto con el gobierno,
donde manifiesta su decisión de hacer todo lo posible para evitar una
continuación de la deflación, y que hará todo lo que sea necesario para
alcanzar su meta de inflación de 1% que se planteo a comienzos de este año. La
deflación es cosa seria. El índice de precios al consumidor (núcleo) que
incluye la energía pero excluye alimentos frescos, en setiembre fue de -0.1%
comparado con un año anterior, el quinto mes consecutivo que es negativo. En
todo caso es bastante inusual para un Banco Central que saque un comunicado
conjunto con el gobierno, lo que denota la gravedad del problema.
Los problemas de la economía japonesa
al parecer no tienen pronta solución. Los precios de los terrenos siguen
cayendo desde su derrumbe en 1990, el Índice de acciones de la Bolsa de
Valores, el Nikkei está actualmente en 8,840 cuando a comienzos de la burbuja
en 1985 estaba en 14,500 (y alcanzo un pico de 38,500 a fines de diciembre de
1988, antes que a comienzos de 1989 empezara a derrumbarse).
La situación es complicada pues Japón
depende de las exportaciones en gran parte, y los mercados tradicionales de
Europa y EE.UU. están en problemas. Y su más grande mercado China también está
afectado pues parte importante de la venta a China es de partes y componentes y
maquinaria para que con eso ese país produzca bienes y venda a Europa y a
EE.UU.; encima de eso Japón tiene una disputa territorial con el gigante
oriental que ha visto caer sus ventas allí. Además, el desastre de marzo del
2011 hizo que sus plantas nucleares estén paralizadas y esto aumenta el costo
de la energía (e hizo que su déficit comercial alcance un record pues se ha
visto obligado a importar más petróleo y gas natural). Como si fuera poco, su
sistema político está en desarreglo, con la actual administración ya de salida,
en un continuo cambio de gobierno.
Los fondos para préstamos a los bancos
tienen como objetivo que estos presten a las empresas y que estás inviertan,
algo que se duda pueda suceder mucho. Las empresas invierten si saben que van a
vender pero con una demanda interna (y externa) débil eso parece poco probable.
Ante esto el gobierno ha realizado numerosos paquetes de estimulo económico,
inyectado dinero a la economía, hecho gastos públicos. Lo último es el anuncio
del Primer Ministro Noda de un paquete de estimulo de 423 mil millones de yenes,
unos 5.3 mil millones de dólares, para revitalizar la economía hecho el viernes
pasado.
El gobierno japonés desde 1990 ha dado innumerables
paquetes de estimulo económico, y así su deuda se incremento de menos del 100%
del PBI antes de 1990 a más del 200% en la actualidad. Su deuda es la mayor en
el mundo, peor que la de Grecia. Pero la economía japonesa no esta tan mal como
Grecia, por la sencilla razón que más del 95% de la deuda pública japonesa está
en manos de los japoneses, y mientras estos decidan seguir teniendo deuda del
gobierno no habrá mayor problema. Pero en verdad si habrá problemas pues parte
importante de la deuda es comprada con fondos de la pensiones de los japoneses,
y con una población cada vez mayor, un cuarto de la población japonesa ya es
mayor de 65 años, estos están empezando a desahorrar y gastar y exigirán al
gobierno la redención de la deuda.
Otra medida que hizo el gobierno para
incentivar el consumo fue dar vales o cupones de consumo, de 200 dólares mas o
menos a casi todos los japoneses adultos, dos veces, en 1999 y el 2009, pero al
parecer esa medida no tuvo mucho efecto, pues no todo el dinero fue gastado en
consumo y parte de eso fue usado para ahorrar. Una de las razones para esta es
la inseguridad ante el futuro, pues el desempleo es alto, un 4.2% en la
actualidad, y se calcula que un tercio de los japoneses trabajan en empleos
eventuales.
30 de octubre del 2012
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