Carlos
Aquino*
El 24 de agosto pasado participe en la Universidad de Shanghái
en el Simposio Internacional sobre Cooperación entre China y Latinoamérica en
la Gobernanza Global, evento organizado por el Centro de Estudios Latinoamericanos
del Instituto de Estudios Globales de esa Universidad. El encuentro reunió a académicos
de China y Latinoamérica que vieron el tema de la gobernanza global en los
campos del comercio, las finanzas, el cambio climático, y la agenda de
desarrollo sostenible al 2030. Yo participe en el tema de la gobernanza en el
comercio global. El presente artículo resume mi exposición en el tema.
Lo primero que hay que ver es que el comercio mundial
enfrenta problemas que complican la gobernanza global como es el proteccionismo,
el unilateralismo y el surgimiento de bloques comerciales cerrados.
Estados Unidos es el principal exponente del proteccionismo, el
unilateralismo, y también la modificación del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN, que reúne a EEUU, Canadá, y México) buscado por Estados
Unidos ha hecho que este bloque comercial sea más cerrado. Por ejemplo, con el
aumento en el porcentaje de contenido nacional o regional que debe tener un
bien producido dentro del bloque para ser considerado un producto que se
beneficiará de la exención arancelaria dentro del TLCAN, (como se acordó en el
acuerdo renegociado, donde los autos producidos deberán tener un contenido
regional de 75% en vez del 62.5% que estaba establecido), esto significará una
disminución de las importaciones de partes y componentes de terceros países. De
esta manera, el TLCAN se convertirá en un bloque comercial cerrado.
Además, Estados Unidos no apoya a la Organización Mundial del Comercio (OMC)
como una forma de resolver disputas comerciales. Estados Unidos cree que, dado
que es el país más grande en términos económicos, no necesita la mediación de
una organización internacional y puede resolver los problemas de manera
unilateral. Como el país más grande, cree que puede imponer su voluntad a los
demás.
Por lo tanto, la lucha contra el proteccionismo, el unilateralismo, y el
mantenimiento de un sistema abierto de comercio e inversión son necesarios para
la expansión del comercio, que ha sido el principal motor del crecimiento de la
economía mundial, especialmente en los últimos 70 años. Los países también
deben defender el papel de la OMC como árbitro de las disputas comerciales.
Respecto a cómo China y América Latina pueden cooperar en la gobernanza
global del sistema comercial, podemos señalar varios aspectos:
Primero, cooperar en la defensa del sistema de comercio abierto, del
papel de la OMC. En este sentido, China tiene un papel importante que jugar
porque hasta que Trump se convirtió en presidente, Estados Unidos fue el
principal defensor de un sistema abierto de comercio e inversión, y este ya no
es el caso. China particularmente debería jugar ese papel. ¿Por qué? Pues China
ha sido probablemente el país que más se ha beneficiado de ese sistema abierto
de comercio e inversiones, y esta entonces en su interés que este sistema siga así.
En segundo lugar, China y América Latina deberían avanzar en la
liberalización del comercio entre ellos y de esta manera dar un ejemplo a
seguir para otros países. La firma de acuerdos de libre comercio es una forma
de hacerlo. En este aspecto, también una forma de aumentar el comercio entre
ambas partes es que China, como país grande en términos económicos (como la
segunda economía más grande del mundo), con una creciente clase media que
experimenta un aumento en su poder adquisitivo, debería abrir más su mercado a
los productos latinoamericanos en sectores de, por ejemplo, agroindustria,
silvicultura, pesca, donde la región es competitiva. A veces existen barreras
no arancelarias en China que no facilitan la venta de los exportadores
latinoamericanos en su mercado.
China podría incluso establecer un sistema como el Sistema Generalizado
de Preferencias (GGP) que establecieron varios países avanzados en la década de
1970 para permitir a países de bajos ingresos que le vendan bienes a sus
mercados con bajo o sin ningún arancel.
En tercer lugar, uno de los motivos de la reacción violenta contra un
sistema de comercio abierto, contra la globalización, es que en muchos países
algunos sectores de la población no parecen beneficiarse del aumento del
comercio. China es un gran defensor del sistema de comercio abierto porque
claramente se ha beneficiado con el sistema, como se ve en el hecho de que una
gran parte de su población ha visto un aumento en su nivel de vida al trabajar
en el sector de exportación de manufacturas.
América Latina se ha beneficiado principalmente de su creciente comercio
con China al vender recursos naturales para satisfacer el apetito del sector
manufacturero chino y en la construcción de su infraestructura física. Pero
América Latina debería mejorar su estructura industrial y económica para
producir más bienes de valor agregado para satisfacer las necesidades de la
creciente clase media china. Una forma de hacerlo es, por ejemplo, usar el
fondo que China ha establecido para esto como el Fondo de Inversión para la
Cooperación Industrial que asignó 20 mil millones de dólares en 2015, y que ha
sido poco utilizado.
Cuarto, los latinoamericanos deberían mejorar la competitividad de sus
productos mejorando su sistema de transporte de puertos, aeropuertos,
ferrocarriles, carreteras, centrales hidroeléctricas, etc. En este sentido,
China puede ayudar con su iniciativa de la Franja y la Ruta (del que ya forman
parte 19 países de la región latinoamericana).
Además, para que la región produzca más bienes de valor agregado, no
solo se necesita mejorar la infraestructura física, sino también mejorar las
habilidades de su fuerza laboral. El desarrollo de recursos humanos es una
necesidad en la región y en esta área también China podría ofrecer algunas
lecciones, ya que este país ha demostrado cómo se ha convertido en una potencia
industrial que produce bienes más sofisticados y avanzados debido a la mejora
en las habilidades de su fuerza laboral.
Los latinoamericanos también deberían usar el sistema de comercio
electrónico de China para vender sus productos en el mercado chino. El uso de
plataformas como la de Alibaba, por ejemplo, es imprescindible para eso.
Quinto, para hacer que los flujos comerciales sean más estables, para
evitar, por ejemplo, las fluctuaciones en el valor de las monedas que ahora
ocurren, principalmente debido al uso del dólar estadounidense, se deben usar
otras monedas, como el yuan. Para ello, deberían fomentarse los acuerdos, por
ejemplo, entre China y los países de América Latina para utilizar el yuan para
su comercio.
*Coordinador del Centro de Estudios Asiáticos de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, Perú
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