Carlos Aquino Rodríguez*
Se cumple
72 años de fundación de la República Popular China en octubre del 2021, y en
ese lapso ha podido avanzar como no lo había hecho antes. En particular desde
el periodo de reformas económicas y apertura al mundo que emprendió desde 1979
el país ha logrado crecer a tasas aceleradas. En el 2010 se convirtió en la
segunda economía más grande del mundo, en el 2015 en la mayor potencia
comercial, y en la actualidad es ya el mayor socio comercial de más de la mitad
de los países del mundo, y el segundo mayor inversor. Y desde la segunda mitad
de la primera década de este siglo es el motor de la economía global,
contribuyendo anualmente en promedio con alrededor de un 30% al crecimiento del
mundo.
El año 2020
China elimino la extrema pobreza en el país según declaro el gobierno, y pudo
sortear la grave crisis ocasionada por la pandemia del COVID-19, alcanzando un
crecimiento anual de 2.3%, tasa bastante menor comparado con lo que crecía
antes, pero muy destacable dado que el resto de los países del mundo experimentaron grandes caídas en sus
economías. Este año 2021 es probable crezca más de 8% anual, de acuerdo con
proyecciones de organismos internacionales como el FMI.
Se podría
decir que China ha logrado lo anterior, entre otras razones, pues ha
aprovechado la globalización para el beneficio del país. Este fenómeno, que se
acelero desde 1990, implica que cada vez hay un mayor flujo de bienes,
servicios, capitales, ideas, personas en el mundo, por las menores barreras
para su movimiento. Esa globalización ha acelerado el crecimiento de la
economía mundial, trayendo beneficios a algunos países en particular, y dentro
de estos destaca China. Eso fue posible pues este país utilizo la inversión y
tecnología extranjera para desarrollar industrias cada vez más sofisticadas, y esto
también trajo consigo la creación de empleos para que pueda sacar a mucha gente
de la pobreza.
Lo anterior fue posible pues China tiene un gobierno basado
en la meritocracia, ha desarrollado instituciones fuertes y estables que promueven
el desarrollo de sus empresas, y un sistema educativo competitivo. Por ejemplo,
China aparece en los primeros lugares en las pruebas PISA de la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económico, OCDE, que mide las habilidades de los
estudiantes de secundaria en matemáticas, ciencias y comprensión de lectura. En
la última prueba del 2018 China está en el primer lugar, de un total de 79
países/regiones analizadas.
Justamente el rápido crecimiento económico de China puede
ofrecer lecciones para el resto del mundo y a países como el Peru. Por ejemplo,
China empezó las reformas en 1980 cuando abre zonas francas para atraer
inversión extranjera, que en asociación con empresas estatales empezaron a
exportar al mundo productos intensivos en mano de obra, con poco valor
agregado, como ensamblado de televisores, bicicletas, etc. Este fue el caso de
la ciudad de Shenzhen. Pero China no se quedó ahí. A través de la inversión en
educación, en ciencia y tecnología, en aprendizaje de tecnología extranjera, y
creación de la propia, paso a producir bienes intensivos en capital y en
conocimientos, y ahora Shenzhen ya no produce bienes baratos o intensivos en
mano de obra sino es el Silicon Valley de China, produciendo bienes de alta
tecnología. Por eso empresas chinas de ese rubro, como Huawei, ZTE, Tencent, o
la más grande empresa productora de drones en el mundo, DGI, tienen su sede
ahí.
Uno de los
países que se ha beneficiado del extraordinario crecimiento económico de China
en los últimos 43 años desde sus reformas y apertura de 1979 en adelante es el Perú.
Desde el 2011 China es el mayor destino de nuestras exportaciones, desde el
2015 el mayor socio comercial, y actualmente es uno de los principales
inversores con aproximadamente un cuarto de total de la inversión extranjera
acumulada en el Perú. Esto se ve en particular en las exportaciones de cobre. Alrededor
de un tercio de todo lo que el Perú exporta al mundo es cobre. Casi el 70% de
lo que el Perú vende al mundo de ese metal va a China. Y un 25% de la
producción de cobre en el país es realizado por empresas mineras de China. Y
los altos precios de este metal en la actualidad se debe también a la fuerte
demanda de ese país, que consume casi la mitad de cobre del mundo.
Pero China
no solo consume cobre. Como lo ha puesto en forma clara su XIV Plan Quinquenal
2021-2025, la implementación de su estrategia de “doble circulación” o “la circulación
dual” que implica que China va a poner énfasis en aumentar la demanda interna,
aumentando la capacidad industrial y tecnológica, junto con continuar
produciendo para el mercado externo, presenta oportunidades para el resto del
mundo. La cada vez mayor importancia de su mercado interno se debe al creciente
ingreso per cápita de su población, de casi 11 mil dólares al año en la
actualidad. Y eso significa demanda de muchos productos, de una población de
1,400 millones en la actualidad, aparte de las materias primas para su
industria.
La fuerte
relación económica entre Perú y China ha sido acompañada de una sólida relación
política y de cooperación. Esto ha hecho posible tener desde el 2010 un Tratado
de Libre Comercio, desde el 2013 un Acuerdo de Asociación Estratégica Integral,
y desde el 2019 el Perú se unió a la iniciativa china de la Franja y la Ruta.
Otro rubro
donde cada vez las relaciones entre Perú y China son cada vez más fuertes es el
intercambio académico. Como se vio, hay mucho que se puede aprender de ese
país, y cada vez más peruanos justamente viajan allá. Por ejemplo, la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, al cual pertenece el Centro de
Estudios Asiáticos que dirijo, tiene convenios con varias Universidades de
China que han permitido que estudiantes de la Universidad y miembros del Centro
viajen. Solo este año por ejemplo 3 estudiantes han empezado a hacer estudios
de posgrado en la Universidad de Pekin y Tsinghua, las más importantes en
China, la numero uno en Asia y ubicado entre las 20 más importantes en el
mundo. También varios miembros del CEAS han hecho en China sus Maestrías y
Doctorados, y también han viajado invitados a atender Conferencias o Seminarios
para seguir especializándose, y todo ellos gracias a las becas que ofrece el
gobierno de ese país.
Es en este
entorno de solidas relaciones que el Perú está celebrando este noviembre del
2021 el 50 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas con la República
Popular China. Con el continuo crecimiento de la economía China, Perú y el
resto de los países podrán beneficiarse de eso, especialmente teniendo en
cuenta el objetivo que se ha lanzado de tener al 2035 un país “moderadamente
desarrollado”.
*Director
del Centro de Estudios Asiáticos, CEAS, Universidad Nacional Mayor de San
Marcos
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