Carlos Aquino*
La economía mundial experimentara una severa caída el año
2020 con una tasa negativa de -4.9% anual, lo que configuraría el peor desempeño
en un siglo, según pronósticos de junio del 2020 del Fondo Monetario
Internacional. Ese pronóstico también menciona que las economías avanzadas
caerán un -8.0% y las economías en desarrollo y mercados emergentes tendrían
una caída de -3.0%. En este ambiente negativo son pocas las economías que crecerían
y entre ellas esta China, con un 1.0%.
China ha sido la locomotora de la economía mundial desde
principios de este siglo. Este país ha contribuido con entre un 30% al 40% del
crecimiento de la economía mundial, beneficiando especialmente a los países en
desarrollo como el Perú, gracias a su alta demanda por materias primas. China
se convirtió en la fábrica del mundo, pero también es el mayor mercado de
consumo del mundo.
La pandemia obligo a los países a cerrar sus economías, y
algunas recién están empezando a reabrir estas. Entre ellas China, que fue el
primero, y también pudo controlar la pandemia pronto con un menor costo en
términos de fallecidos e infectados. Por eso el hecho de que China haya sido la
primera en reabrir su economía y la que experimente un crecimiento positivo es
muy importante.
En un mundo postpandemia hay voces que abogan por un
freno a la globalización, este movimiento que ha visto en los últimos 30 años
en particular, un acelerado incremento en el flujo del comercio de bienes y
servicios, de capital, e incluso de personas. Lo anterior deriva principalmente
de las disputas entre China y EEUU, que se había visto antes de la pandemia con
una guerra comercial entre ambos, pero que para algunos se agudizaría en un
mundo postpandemia. En EEUU en particular la dependencia que se ha sentido de
China como fabrica del mundo, incluso para muchos de los equipos e implementos médicos
necesarios para combatir la pandemia, constituye un argumento para “decoplar”
su economía de la de China y traer parte de la producción que se hace en el
gigante asiático al país.
Por eso las voces que abogan por restricciones al
comercio, al proteccionismo, se hacen estridentes, especialmente en EEUU, que
irónicamente fue el país que hasta hace algunos era el campeón de la
globalización.
En este contexto, debería bregarse para que continúe un
sistema abierto de comercio e inversiones, que ha servido para que países como
el Perú hayan experimentado en los últimos años, justamente desde comienzos de
este siglo, un crecimiento acelerado. El Perú experimento en la primera década
de este siglo un incremento en su PBI per cápita promedio anual de 4.7%, la
mayor en un siglo, de acuerdo a estadísticas del Banco Central de Reserva del
Perú. En el periodo 2011 al 2019 el PBI per cápita creció en promedio un 2.8%
anual, el segundo mayor también en un siglo. Ese crecimiento en gran parte se
dio por un entorno externo favorable, y donde China se convirtió en el mayor
destino de nuestras exportaciones.
China ha manifestado su intención de velar por un entorno
internacional abierto al comercio e inversiones. China, como el Perú, se han
beneficiado de ese entorno. Lo que queda es aprovechar mas el mercado chino,
exportando no solo materias primas sino otros productos, porque como se ha
dicho, ese país no es solo la fábrica del mundo sino el mayor mercado de
consumo del mundo.
*Profesor de la
UNMSM, Coordinador del Centro de Estudios Asiáticos
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