Japón a través de su Ministro
de Finanzas Taro Aso ha indicado el viernes 20 de marzo que podría unirse al recientemente
creado Asian Infrastructure Investment Bank, AIIB, si ciertas condiciones como
transparencia y apertura se dan, señalando un cambio en la actitud de Japón,
que se había mostrado renuente a la idea de unirse a este Banco, y poniendo de
relieve la cada vez mayor importancia que el AIIB, y China, adquieren.
Los miembros del AIIB
ya pasan más de 30, con la reciente anunciada intención de países europeos como
Inglaterra, Alemania, Francia, Luxemburgo y Suiza de ser también parte de este
ente financiero. El AIIB, lanzado recién el año pasado en Octubre en la reunión
cumbre de APEC en Beijing, contara inicialmente con un fondo de 50 mil millones
de dólares. Las necesidades de financiamiento de infraestructura son enormes en
Asia, y muchos ven la intención de unirse de países como Japón y los europeos a
este Banco como una forma no solo de aprovechar las oportunidades de negocios
que la financiación de infraestructura en la región ofrece sino también como una
forma de reconocimiento del cada vez mayor papel que China adquiere en las finanzas
mundiales (y de seguir por supuesto también aprovechando de las enormes
ventajas que ofrece el propio mercado chino en sí).
China tiene el dinero
necesario para financiar este tipo de instituciones. Tiene Reservas
Internacionales por más de 3.8 billones de dólares, y es un buen negocio para
China también pues sus empresas pueden así participar más en la construcción de
infraestructura en Asia. China el año pasado en julio también anuncio, en
bloque con los países miembros del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)
la creación del New Development Bank, NDB, o el Banco de los BRICS, con un
capital de 100 mil millones de dólares. Y asimismo, anuncio el año pasado el
establecimiento del Silk Road Fund, SRF, o el Fondo para la Ruta de la Seda, con
un monto de 40 mil millones de dólares, para restaurar esta antigua Ruta de la
Seda y promover así la integración económica del Asia al Mediterráneo.
El anuncio de Japón es
importante pues este país se mostraba hasta ahora renuente a considerar su participación
en el AIIB pues EE.UU. había pedido a sus aliados eso, pero también porque se
considera que el AIIB competirá en la región asiática con el Asia Development
Bank, ADB, que es una institución dominada por Japón (y EE.UU.).
Muchos ven el establecimiento
del AIIB, del NDB y del SRF como un intento de China de establecer instituciones
paralelas al Banco Mundial y el FMI, instituciones que han estado dominadas por
EE.UU. El Banco Mundial y el FMI, junto con el GATT (ahora OMC) fueron creadas en
1944 antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial, en el llamado Sistema de
Bretton Woods. Muchos países quieren una reforma de esas instituciones (las dos
primeras), especialmente para acomodar a las nuevas potencias emergentes como
China por ejemplo, que podrían tener mayor participación en la toma de
decisiones de estas instituciones dado el mayor poderío económico, y el mayor aporte
financiero que dan a estas instituciones, pero EE.UU. se ha mostrado renuente a
admitir esto.
Aun estas nuevas instituciones
creadas por China no tienen el peso del Banco Mundial o el FMI. Por ejemplo el
AIIB solo tiene la cuarta parte del fondo que tiene el Banco Mundial. Pero con
la cada vez mayor participación de países en el AIIB y las crecientes
necesidades de financiamiento en la región asiática, es seguro que ese fondo inicial
del AIIB aumentara en el futuro (ya se habla que podría duplicarse a 100 mil
millones de dólares a fin de año).
En todo caso China es
ya la segunda mayor economía del mundo, el primero en el comercio mundial, y es
un serio competidor para convertirse pronto en el mayor financiador de las necesidades
del mundo en desarrollo, desplazando al Banco Mundial y al FMI. De hecho ya lo
es al parecer en la región latinoamericana, donde se dice que en los dos años
anteriores las instituciones financieras chinas han prestado más dinero a la región
latinoamericana que el Banco Mundial y el FMI juntos. Esto es muy plausible
pues en esta región hay países como Venezuela, Ecuador y Argentina que no tienen
acceso al financiamiento de estas tradicionales instituciones.
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