Carlos Aquino*
China es un
actor importante en la economía mundial y la política internacional. Es la
segunda economía más grande del mundo y al final de esta década o principios de
la siguiente se convertirá en la más grande del mundo. Ya es el principal
destino de las exportaciones de bienes de más de 130 países, un inversor
importante en muchos países en desarrollo, y el principal prestamista para
muchos de ellos.
Bajo el
liderazgo de Xi Jinping, la política exterior de China se ha vuelto más
asertiva y con la política de Trump de confrontar a China (que en gran medida es
seguido por Biden)[1],
su competencia con EE. UU. se ve como inevitable.
En este
artículo se da una revisión de la política exterior de China. En primer lugar,
se analiza su política exterior antes de Xi Jinping; en segundo lugar, se
revisa la actual política exterior de China; en tercer lugar, se ve la política
exterior de China hacia América Latina; y, por último, se dan algunas
conclusiones.
A. La
política exterior de China antes de Xi Jinping
Cuando se
creó la República Popular China en 1949, el país era pobre, y su prioridad era
asegurar su independencia, y más tarde cuando rompió con la Unión Soviética, su
objetivo fue luchar contra el hegemonismo, tanto de Estados Unidos y de la
Unión Soviética.
A fines de
1969, China había establecido relaciones diplomáticas con más de 50 países, el
doble de lo que tenía en 1955. Estableció 5 principios de convivencia pacífica
que han guiado gran parte de su política exterior. Esto Incluye: “respeto mutuo
por la soberanía y la integridad territorial, no agresión mutua, no injerencia
en los asuntos internos de cada uno, igualdad y beneficio mutuo, y coexistencia
pacífica”[2],
En la década
de los años 1970s cuando vio la oportunidad que le ofrecía Estados Unidos,
China estableció relaciones con este país y con muchos otros de Occidente, para
contrarrestar a la Unión Soviética. En octubre de 1971, China recupera su
asiento en las Naciones Unidas y como miembro permanente del Consejo de
Seguridad, conformado por cinco países.
También tuvo
como piedra angular de su política exterior el mantenimiento de su integridad
territorial (que tantos países como sea posible reconozcan que Taiwán es parte
de China).
China en
diciembre de 1978 decidió emprender reformas y abrir su economía para salir del
atraso en el que se encontraba, sobre todo en comparación con países como Japón
y Corea del Sur. Bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, China deja atrás su
sistema de economía planificada para aprovechar el capital, el conocimiento y
los mercados de Occidente.
Para
asegurar su crecimiento, China buscó ampliar las relaciones con muchos países,
considerando la provisión de recursos naturales, que no tiene en abundancia en
comparación con sus necesidades. El crecimiento económico chino desde 1979 es
espectacular. En 2010 se convirtió en la segunda economía más grande del mundo,
superando a Japón.
Deng
Xiaoping argumentó que la política exterior china debería caracterizarse por
"ocultar fortalezas y esperar", "ocultar debilidades" y no
"tomar una posición de liderazgo". Argumentó en que se debe mantener
un perfil bajo (taoguang yanhui 韬光养晦) en los asuntos internacionales. La prioridad era el crecimiento
económico y China no debe distraerse de este objetivo.
China buscó
resolver sus problemas con sus vecinos para que esto no la distraiga de su
objetivo de desarrollo económico. A fines de la década de 1980, China resolvió
sus problemas con la Unión Soviética (que se convirtió en Rusia) y por ejemplo
en 1992 estableció relaciones diplomáticas con Corea del Sur.
B.
Política exterior de China en el presente
Se dice que
la política exterior de China ha cambiado, desde la política de Deng Xiaoping
de “ocultar sus capacidades, esperar su momento” a la política exterior
asertiva de Xi. Xi Jinping asumió el poder en el 2012, cuando en octubre de ese
año fue nominado secretario general del Partido Comunista Chino.
Pero las
cosas empezaron a cambiar antes de que Xi se convirtiera en líder de China. A
fines de la década de 2000, el resultado de la gran crisis financiera
internacional de 2008-2009 comenzó a cambiar la forma en que China veía el
mundo y su posición en él. La economía china siguió creciendo mientras muchos
países, especialmente en Occidente, sufrían crisis económicas. Los chinos se
sintieron más confiados en su sistema económico y político.
Además, el
crecimiento económico chino comenzó a generar cierta aprehensión en el
exterior, aunque China enfatizó que su ascenso será pacífico, que será una
superpotencia responsable, que buscará democratizar las relaciones
internacionales y que apoyará el multilateralismo.
De hecho, la
presencia de China comenzó a sentirse en todo el mundo. A principios del siglo
XXI se convirtió en el motor de la economía mundial y se hizo evidente su
influencia en el movimiento del precio de las materias primas. Es en este
escenario que asumió el poder Xi Jinping, el líder más poderoso que ha tenido
China desde Mao Zedong (Xi fue elegido secretario general del Partido Comunista
de China en noviembre de 2012 y presidente del país en marzo de 2013). En marzo
de 2018, la Asamblea Popular Nacional eliminó los límites de mandato para el
presidente y el vicepresidente, allanando así el camino para que Xi permanezca
en el poder si así lo desea (y muchos piensan que sí lo desea).
China
comenzó a fortalecer su presencia en el mundo, especialmente en su área
inmediata, el este de Asia. Sus disputas con Japón, Vietnam, y su mayor
presencia en el Mar de China Meridional son prueba de ello.
China quiere
alcanzar un estatus de país desarrollado para 2049. Su objetivo es alcanzar el
rejuvenecimiento de la nación y el sueño chino (propuesto en 2013: lograr una
China fuerte, civilizada, armoniosa y hermosa). China quiere recuperar el lugar
que tenía antes de su forzada apertura al mundo a mediados del siglo XIX.
Durante la mayor parte de los últimos 2000 años, China fue la economía más
grande y avanzada del mundo, incluso justo antes de su apertura forzosa con la
Guerra del Opio de 1839-1840.
China quiere
tener una mayor voz en los asuntos internacionales. Le gustaría aportar más
fondos al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional, pero EE. UU. no lo
permitirá (ya que esto significará una mayor voz de China en esas
organizaciones, con la correspondiente disminución de la influencia de EE.
UU.).
En todo caso,
China también está creando mecanismos para tener una mayor presencia financiera
en el mundo, para aprovechar mejor sus enormes reservas internacionales, y (a
través de instituciones como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura,
el Nuevo Banco de Desarrollo, el Fondo de la Ruta de la Seda), etc., participar
en la financiación del desarrollo y la infraestructura de los países en
desarrollo.
Tiene planes
para mejorar su estructura industrial y hacerla menos dependiente de la
tecnología extranjera, con Made in China 2025 (anunciado en 2015), y con su Iniciativa
de la Franja y la Ruta, IFR (anunciada en 2013, y que tiene cinco áreas
prioritarias de cooperación: coordinación de políticas, conectividad de
infraestructura, facilitación del comercio, cooperación financiera, y de
intercambio pueblo a pueblo) busca aumentar su influencia en el mundo.
China quiere
consolidarse como el campeón del multilateralismo (frente al unilateralismo de
Trump, algo que la nueva administración de Biden está revirtiendo). China se
erige como el abanderado de la globalización, ya que ha sido el mayor
beneficiario de esta. Tiene una propuesta de ganar-ganar, de cooperación
Sur-Sur, y sigue presentándose como el hermano mayor de los países en
desarrollo.
El ascenso
de Trump presentó un desafío para China. Trump se ha ido pero las grandes
directrices de su política exterior seguirán, con la diferencia de que para
enfrentarse a China la administración Biden ha dicho que trabajará con sus
aliados y países afines.
De hecho,
China presenta un gran desafío a la hegemonía estadounidense, el único
verdadero hasta ahora. La Unión Soviética fue considerada un retador, pero no
pudo ganar esa competencia. Incluso si en términos militares logró cierta
paridad con EE. UU., en términos económicos, nunca fue un competidor. En algún
momento de la década de 1980, incluso Japón fue considerado por algunas
personas como un retador de EE. UU. en términos económicos, pero con el
estallido de su burbuja económica a principios de la década de 1990, ese no fue
el caso. A Japón le faltaban dos cosas para haber desafiado a EE. UU.: carece grandemente
de recursos naturales y fuerza militar (siendo dependiente de los EE. UU. para
su seguridad).
China es
diferente. Se convertirá en la economía más grande, entre otras razones gracias
a su enorme mercado interno, y su fuerza militar va aumentando con el tiempo.
Pero todavía está por detrás de EE. UU. en algunas tecnologías avanzadas como
semiconductores, IA, nanotecnología, etc.
Con la
administración de Biden, EE. UU. se está preparando para mantenerse a la
vanguardia en los sectores en los que aún tiene ventaja respecto a China, y
esto asegurará que la competencia entre ellos persistirá. La pregunta para
algunos es si esta competencia se intensificará y se convertirá en militar.
Algunos ven a China y EE. UU. cayendo en la llamada Trampa de Tucídides, donde el
hegemon lucha por preservar su posición frente a una potencia emergente (como
fue el caso de Esparta contra Grecia).
EE. UU. con
Biden está poniendo más atención a Asia, y quiere especialmente reforzar la
presencia de EE. UU. en la economía de la región del Indo Pacifico, y por eso
ha impulsado la creación del Marco Económico del Indo Pacifico, o IPEF por sus
iniciales en inglés. El IPEF se creó el 23 de mayo último durante la vista de
Biden a Japón e incluye a 13 países: Australia, Brunéi, Corea del Sur, EE. UU.,
Filipinas, India, Indonesia, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur,
Tailandia, y Vietnam. Busca “incrementar la cooperación de EE. UU. y sus socios
en Asia en cuatro pilares: resiliencia de la cadena de suministro, energía
limpia y descarbonización, impuestos y anticorrupción, y comercio”[3].
No es un acuerdo de libre comercio pues no busca bajar los aranceles entre sus
miembros. Lo que busca es que EE. UU. y los países de la región dependan menos
de China en la provisión de algunos componentes claves en ciertas industrias.
Por ejemplo, en el caso de Corea del Sur, según un reporte, de los 12,586 ítems
que el país importo en los tres primeros trimestres del año pasado, 3,941 de
ellos tenían un mínimo de 80% de dependencia de un solo país. De ellos, unos
1,850 ítems, o casi la mitad, tenían por lo menos un 80% de dependencia de
China[4].
Aparte de lo
anterior, con la formación del Quad[5],
del AUKUS en Asia, China ve en estos grupos un intento de contenerlo y evitar
que recupere el sitial que tuvo en Asia antes de que fuera abierto a la fuerza
en la guerra del Opio de 1839-40, y empezara lo que llama “los 100 años de
humillación” que sufrió a manos de los extranjeros.
En todo caso
la influencia de China ya es mayor en algunos lugares, como en África, y se
está volviendo más grande en el este de Asia y América Latina. Centrémonos en
la región de América Latina.
C.
Política exterior de China en América Latina
La presencia
de China en América Latina es cada vez mayor. Sin considerar a México, que
tiene una fuerte relación con EE. UU., China ya es el mayor socio económico de
la región, uno de los principales inversionistas, y el principal prestamista para
varios de ellos.
La República
Popular China comenzó a establecer relaciones diplomáticas con la mayoría de
los países de América Latina en la década de 1970 tras recuperar su asiento en
las Naciones Unidas. Pero las relaciones económicas aún eran débiles y
comenzaron a aumentar después de la década de 1990.
Al
principio, China ponía énfasis en que los países latinoamericanos cambiaran el
reconocimiento diplomático que tenían con Taiwán. De los 14 países del mundo
que aun reconocen a Taiwán, varios de ellos, 8 (y los más grandes), están en
América Latina, como Paraguay y Honduras[6].
Las
relaciones económicas entre China y América Latina comenzaron a incrementarse a
partir de la década de 1990, gracias al creciente apetito de China por los
recursos naturales de la región. Especialmente en América del Sur, los países
tienen mucho cobre (Chile y Perú), hierro (Perú, Brasil), petróleo (Ecuador,
Colombia, Venezuela), soja (Argentina, Bolivia, Brasil), etc. Además, los
productos manufacturados baratos de China son bastante demandados en la región.
La región se
benefició especialmente del aumento en el precio de muchos bienes primarios
ocurrido entre 2002-2003 al 2011-2012 (y otra vez los precios están en alza
desde el 2021). La fuerte demanda de China por esos bienes fue la razón
principal. De esta manera China se convierte en el mayor mercado de exportación
de varios de ellos, comenzando por Perú y Chile, donde más de la mitad de su
cobre (el principal producto exportado por esos países) va a China.
Asimismo, a
partir de la década de 1990 y especialmente a partir de la década de 2000,
China comenzó a invertir en la extracción de recursos naturales, especialmente
hierro, cobre, y petróleo.
Pero China
también se volvió importante para países como Venezuela, Ecuador y Argentina,
que luego de perder el acceso a los mercados de capitales internacionales,
comenzaron a recibir préstamos de China.
China se
convierte así en el principal destino de exportación de muchos países
latinoamericanos, uno de sus principales inversores y, para varios de ellos, su
principal y único prestamista. Además, hasta ahora, 21 países de la región se
han unido a la iniciativa China de la Franja y la Ruta, el ultimo Argentina en
febrero de este año 2022[7].
China ha
intentado trabajar con los países latinoamericanos a través del foro
China-CELAC, pero no ha sido fácil. El primer foro de China y la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y caribeños (CELAC) fue en 2015 en Beijing, pero la
región no tiene una voz común frente a China. Por eso, la mayor parte de las
relaciones entre China y la región se realizan de forma bilateral.
Dada la
estructura económica de la región, dependiente de la exportación de bienes
primarios, su dependencia económica en China aumentara. Además, a medida que
China invierte más en proyectos de infraestructura y la región necesita mucho
este tipo de inversión, la participación de China en este aspecto aumentará también,
ayudado por la IFR, al que se han unido la mayoría de los países.
La pandemia
de COVID-19 en cierto sentido acerco a China a la región, ya que muchos de
ellos dependieron de las vacunas chinas al comienzo, cuando otras vacunas como
Pfizer, eran acaparadas por EE. UU. y Europa Occidental. Las vacunas chinas de Sinopharm
y Sinovac se convirtieron en las principales para algunos países, como Perú y
Chile, aunque desde mediados del año 2021 ya las vacunas Pfizer y de otros
laboratorios se hicieron disponible, y la oferta aumento para los países
latinoamericanos.
La creciente
presencia de China en América Latina levanta sospechas en los EE. UU. ya que la
región es considerada su patio trasero. Un área de posible conflicto será
cuando los países de la región adopten la tecnología 5G. Estados Unidos ha
presionado a otros países, como Reino Unido y Australia, para que excluyan a
empresas chinas como Huawei de participar en la red 5G nacional. Ecuador bajo
el gobierno de Lenin obtuvo un financiamiento de los Estados Unidos para
prepagar un préstamo chino con la condición de que excluyera la tecnología
china en este campo[8].
EE. UU.
también con su iniciativa “América Crece” y Build Back Better” trata de ofrecer
una alternativa de financiamiento a Latinoamérica ante la propuesta china de la
IFR[9].
D.
Conclusiones
La política
exterior de China se ha vuelto más asertiva bajo Xi Jinping. Esto se ha vuelto así
por varias razones:
-
Primero,
China es más confidente ahora pues pudo sortear mejor que cualquier país la
crisis financiera internacional del 2008-2009 y la pandemia del 2020-2021
(aunque enfrenta algunos problemas respecto a la pandemia ahora por su política
de Zero Covid).
-
Segundo,
desde el 2010 es la segunda economía más grande del mundo, y es ahora el mayor
socio comercial de más de la mitad de los países del mundo, el mayor
prestamista en muchos de ellos, y un creciente inversor. Su influencia en el
mundo es mayor ahora.
-
Tercero,
Xi Jinping, que este octubre durante el XX Congreso Nacional del Partido
Comunista Chino conseguiría un mandato adicional de 5 años, se ha propuesto se
dice lograr la reunificación nacional trayendo a Taiwán de vuelta. Como esto no
se lograría por fines pacíficos, pues en Taiwán la mayoría al parecer no quiere
la reunificación, la única forma seria la militar y esto ha creado tensiones en
la región.
-
La
política asertiva del país en Mar del Sur de China, de cuya extensión gran
parte reclama como suya, ha creado fricciones con sus vecinos de la región.
-
La
presente invasión rusa a Ucrania ha hecho que países como EE. UU., pero también
Japón traten de fortalecer su alianza para enfrentar las nuevas amenazas en el
escenario mundial y regional, y ven a China como una de esas nuevas amenazas.
La reciente declaración de Biden en Japón, que dijo que EE. UU. defendería a
Taiwán ante un ataque chino[10],
sin duda agudizara las tensiones y la política más asertiva de China.
-
Por
último, el nacionalismo chino, dirigido por su gobierno, refuerza lo asertivo de
la política exterior del país.
Lunes 23 de mayo del 2022
*Carlos
Aquino es director de Centro de Estudios Asiáticos, CEAS, de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos
[1]
Ver “Interim National Strategic Guidance”, de marzo del 2021 https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2021/03/NSC-1v2.pdf
[2] Ver “The Five Principles of Peaceful Coexistence” https://www.mfa.gov.cn/ce/cgkr//eng/xwdt/t1179044.htm#:~:text=They%20include%3A%20mutual%20respect%20for,mutual%20benefit%2C%20and%20peaceful%20coexistence.
[3]Ver Nikkei Asia: “Indo-Pacific
framework to begin with 13 nations, including India” https://asia.nikkei.com/Politics/International-relations/Biden-s-Asia-policy/Indo-Pacific-framework-to-begin-with-13-nations-including-India
[4] Ver Korea Times: “Can
Indo-Pacific Economic Framework help South Korea reduce reliance on China?”
https://www.koreatimes.co.kr/www/biz/2022/05/488_329553.html
[5] El
Quad, o Dialogo de Seguridad Cuadrilateral, grupo que reúne a Australia, EE.
UU., India, Japón, se acaba de reunir en Tokio durante la vista de Biden a Japón.
Ver “Quad leaders vow free and
open Indo-Pacific action on climate”https://www.usnews.com/news/top-news/articles/2022-05-23/biden-looks-to-stress-commonalities-with-india-in-talks-u-s-official
[6] Nicaragua reconoció a China y dejo de lado a Taiwán en diciembre
del 2021. Ver “China vs.
Taiwán: qué países de América Latina y el Caribe reconocen a Taipéi”
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-59608726
[7] Ver “The
Belt and Road Initiative in Latin America: How China Makes Friends and What
This Means for the Region” https://blogs.eui.eu/latin-american-working-group/the-belt-and-road-initiative-in-latin-america-how-china-makes-friends-and-what-this-means-for-the-region/
[8] Ver Center For Global Development: https://www.cgdev.org/blog/why-does-dfc-want-pay-ecuadors-chinese-creditors
[9]
Ver “La creciente relación de América Latina con China,
hacia dónde se dirige y cómo afectará a la región: - ¿Qué significa la creciente presencia de China en la región para
los negocios internacionales? –“ https://asiapacifico-carlosaquino.blogspot.com/2021/12/la-creciente-relacion-de-america-latina.html y también “Belt and Road Meets Build Back Better” https://foreignpolicy.com/2021/10/04/belt-and-road-initiative-bri-build-back-better-us-china-competition-west/
[10]Nikkei Asia: “Biden says he would
use force to defend Taiwan” https://asia.nikkei.com/Politics/International-relations/Biden-s-Asia-policy/Biden-says-he-would-use-force-to-defend-Taiwan
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