Trump en su campaña hablo bastante fuerte sobre Asia, especialmente
de China. La acuso de manipular su moneda para hacerla más barata y poder
vender productos de menor precio a
EE.UU. ocasionando la perdida de trabajos y amenazo con poner aranceles de
40% a los productos chinos. Respecto a Japón y Corea del Sur, en los que EE.UU.
tiene una fuerte presencia militar, amenazó con hacerlos pagar más por la protección
que les daba o sino que se defiendan solos. Por último, en su campaña de poner
primero a América e imponer barreras a los productos extranjeros para defender
a la industria de EE.UU. también anunciaba que su prioridad no era que EE.UU.
vaya por el mundo imponiendo sus valores e interviniendo en los asuntos de
otros países. Pero ¿que realmente ha pasado a los 100 días de su gobierno?
Como el mismo Trump lo ha dicho gobernar no era tan fácil como
se imaginaba y esto lo ha obligado a ir cambiando gran parte de su mensaje de
campaña. Lo que sí hizo inmediatamente después de asumir el mando (y cumpliendo
con una promesa de su campaña) fue retirar a EE.UU. del TPP, el Acuerdo Transpacífico,
que era uno de los pilares de la mayor orientación a Asia que la administración
de Obama había venido llevando a cabo (el “pivot to Asia”).
Pero respecto a China ha cambiado mucho de su mensaje original.
Recibió al Presidente chino Xi Jinping, no nombrara a China manipulador de su moneda,
ni le impondrá medidas punitivas a sus productos, y ha dicho que puede tener una
muy buena relación con China. Paso que Trump se ha dado cuenta que en una guerra
comercial con China (que hubiera pasado si se le imponía medidas punitivas a
sus productos) no solo perdería China sino también EE.UU. Pero Trump se ha dado
cuenta también que para resolver el problema que representa Corea del Norte,
necesita a China de su lado, si quiere evitar una guerra. China es el único país
que puede influir en el régimen de Kim, pues el 90% del comercio de los
norcoreanos es con China, y es el que le provee de petróleo y la mayor parte de
los alimentos que compra de fuera.
Trump, que no quería concentrarse en política exterior y quería
dejar que Japón y Corea del Sur se defiendan solos, se ha visto obligado a reafirmar
su presencia en esos países y decir que los defenderá de la amenaza norcoreana,
ante el incremento del belicismo de este régimen, que cada vez desarrolla más
misiles balísticos que puedan alcanzar los EE.UU. con una bomba nuclear. Trump
se ha dado cuenta que Kim no es solo una amenaza para Japón y Corea del Sur
sino que cada vez se convierte en amenaza directa a su país. Ha recibido al Primer
Ministro japonés Shinzo Abe dos veces ya, antes y después de ser asumir el
cargo de Presidente, y ha enviado a su Vicepresidente, su Secretario de Estado
y de Defensa a esos países para asegurarles que EE.UU. está a su lado frente a
Kim.
En resumen Trump se ha dado cuenta que tiene intereses estratégicos
en el Asia Oriental, y que muchos países de esta región quieren que EE.UU.
permanezca ahí, ante la cada vez mayor presencia china, o la amenaza
norcoreana. El Asia Oriental es la región que más crece y EE.UU. saldría perdiendo
si se aleja de ella. Si bien es cierto ya no habrá TPP, EE.UU. negociará un TLC
con Japón, y quiere parece renegociar el que tiene con Corea del Sur.
Hay todavía muchos problemas en la relación de Trump con
Asia, pues aún no define del todo su política económica y estratégica frente a
la región. ¿Cómo resolverá el problema de Corea del Norte?; ¿llegara a cumplir su
palabra de atacar ese país si este realiza más pruebas nucleares o de misiles? ¿Cómo
será su relación económica con la región ahora que no hay TPP?; ¿negociara TLCs
con el resto de países asiáticos? Cómo será la estrategia de EE.UU. a una Asia más
económicamente integrada con el acuerdo RCEP (aun no terminada de negociar), la
alternativa al TPP? La respuesta a estas preguntas son vitales pues China cada
vez aumenta su presencia económica y política en el área.
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